domingo, 21 de marzo de 2010

Paseo por Puerto Madero

El Domingo 7 de Marzo tuvimos la oportunidad de disfrutar de un muy lindo paseo por Puerto Madero para ver la Regata del Bicentenario, “Velas Sudamérica”. Hubo varias fragatas de Sudamérica y Europa, que se mantuvieron abiertas al público durante cuatro días.

Nosotros fuimos en el día de mayor concurrencia, había miles de personas, realmente fue un éxito el evento. Con Alejandra, Pablo, Sebastián, Raul y Sandra pudimos entrar a la fragata Sagres, de Portugal y sacar muchas fotos y reírnos durante un buen rato.
Terminamos el recorrido al caer el sol y nos fuimos todos a comer unas ricas pizzas.Acá pueden ver algunas imágenes, ¡espero que les gusten!

(Hacer click en las imágenes para verlas de mayor tamaño)

martes, 26 de enero de 2010

Experiencia de vida - Raul

Hola! Mi nombre es Raul y soy uno de los integrantes del grupo Mah Joven. A continucación les transcribo el discurso que leí como disertante en el congreso "XX Semana Nacional de Lucha Contra la Sordera" que se celebró entre el 21 y 23 de Octubre de 2009 en la Universidad Catolica Argentina, en donde cuento mucho sobre mi. Va dedicado a todos mis familiares y amigos, espero que les guste:


Buenas tardes a todos, me siento honrado de estar aqui hoy ante tod
os ustedes, en este primer dia del congreso "XX Semana Nacional de Lucha Contra la Sordera. Quiero agradecer la invitación efectuada por la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos y a su presidenta, Licenciada Miriam Migailoff por la oportunidad para participar en esta mesa redonda "Un Instante para Escuchar".
Mi nombre es Raul, tengo 25 años y me encuentro aquí para contarles mi experiencia de vida. Tengo una hipoacusia neurosensorial bilateral severa adquirida a los 7 años de edad a raíz de un accidente. Cuando comencé a perder la audición, ya había adquirido el lengüaje. Cuando detectaron mi hipoacusia, estuve como un año haciendo estudios y tratamientos que no arrojaron nada muy nuevo. Con el diagnóstico definitivo, la única opción viable eran los audífonos. Al poco tiempo tuve mis primeros audífonos con los que la ganancia auditiva fue muy significativa, por lo que seguí asistiendo a una escuela común. Como en la infancia los chicos no quieren ser diferentes, surgió ahí mi primer problema al no querer usar mis audífonos en clase, porque se notaban mucho a simple vista y sentía vergüenza. Luego me cambié a otra escuela en donde al principio me costó mucho tener que usar los audífonos, pero con el tiempo pude adaptarme. Mis compañeros eran normoyentes y yo me consideraba normoyente, no me sentía diferente a ellos, siempre se portaron muy bien tanto mis compañeros como mis profesores, por lo que pude terminar la primara normalmente.
Al ser mi hipoacusia progresiva, ya era de moderada a severa cuando comencé la secundaria y en esa época me encontré con algunos problemas. Me iba bien en los estudios, pero por otro lado no me iba bien en cuanto a la relación con mis compañeros, me encontraba solo. Usaba los audífonos solo en clase, ocultaba mi hipoacusia. Me daba temor dar a conocer mi "condición" de hipoacúsico, temor a ser discriminado, a que asocien sordera con estupidez, a que sientan lástima, a que me excluyan, porque hay gente que piensa que si una persona no escucha bien, es tonta; y por eso creía que para ser considerado una persona interesante e inteligente, para ser tratado y aceptado como los demás, debía ocultar que era hipoacúsico. Muchas situaciones de incomprensión o mal entendidos reperctutían negativamente en mi vida, como por ejemplo el dolor que generaba cuando me hablaban y yo preguntaba "¿Cómo?" y la respuesta era "dejá, ya fue..." o también que digan un chiste y todos se rían menos yo, por no haber logrado escuchar lo que dijeron. El lugar donde me sentí mas o menos uno más, era en los boliches, donde nadie entiende lo que dicen, todos gritan y frecuenta mucho el "¿cómo?", "¿qué?" dentro de un clima de alegría y fiesta, y yo mimetizado en ella, gozando de la música y observando las penurias comunicativas ajenas.
Luego de la secundaria, me dí cuenta que mi hipoacusia era un problema serio, y como hasta ese momento nunca tuve la posibilidad de hablar con alguien que estuviera en la misma situación que yo o en una parecida al menos, recurrí a buscar gente con mi mismo problema para intercambiar experiencias e información. Por medio de internet me contacté con personas sordas dominantes de la Lengua de Señas Argentina, me juntaba con ellos los fines de semana y fuí descubriendo la existencia de un mundo, una verdadera comunidad y fue allí en ese círculo donde conocí también a mis actuales amigos hipoacúsicos. Conocer otros hipoacúsicos fue como descubrir un mundo en el que tengo cabida, un lugar donde hay otras personas como yo que aceptan sus diferencias y lo que me hizo comenzar a creer en mi.
Luego decidí trabajar y en mi primer trabajo me costaba mucho entender lo que me decían, el sonido me llegaba pero no lograba entender con exactitud; muchos de mis errores en el ámbito laboral se debían a que no lograba distinguir lo que me decían. Cambié de trabajo y por medio de Fundación Par llegué a trabajar en una fábrica en donde los empleados eran sordos e hipoacúsicos, y ahí me sentía muy cómodo, menos diferente, me permitió ser una persona más segura, tener fortaleza y crecimiento personal. Luego de unos años dejé de trabajar para dedicarme a estudiar en un instituto donde yo mismo tuve que decir que era hipoacúsico y tuve apoyo espontáneo, los docentes tratan de que yo pueda seguir la clase mediante lectura labial.
En 2008 comencé a asistir a Mah Joven, creado por la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos, es un espacio de encuentro para jóvenes hipoacúsicos, en donde puedo expresar e intercambiar mis pensamientos, ideas, dudas, alegrías y tristezas, es un espacio lleno de contención, intercambios y amistades. El clima del grupo es cordial, los chicos asisten con mucho entusiasmo y expectativas, esperando con avidez las consignas del día. Allí conocí más personas hipoacúsicas y eso me emocionó, me resultó muy alentador saber que hay mas como yo que la siguen peleando cada día.
Informarme, compartir experiencias y saber que mis afectos estan conmigo me ayudó mucho para seguir, a vivir con esta "desventaja" o "diferencia". Ser hipoacúsico a veces es penoso, da bronca, miedo, incertidumbre, pero un día uno se da cuenta que la hipoacusia no es todo en la vida y entonces sale adelante; ayuda tener un grupo de contención y cierto optimismo.
Los aliento a seguir adelante en los distintos caminos de la vida en la que lamentablemente hay muchas barreras, en donde hay muchas diferencias, discriminación, hasta dificultades, no solo a nivel personal, si no también existen muchas trabas o condicionantes como para manejar su propia independencia o autonomía como persona "normal", sin tener que depender o contar con otras personas o por más que se disponga de algún dispositivo electrónico como ser un audífono. Esa es nuestra realidad sociocultural con toda su crudeza.
Las cosas no son fáciles para nosotros, son un poco más difíciles que para el resto. No escuchar nada o no escuchar bien no nos priva de disfrutar la vida, si sabemos como hacerlo; no altera nuestra independencia, si la hemos peleado; y no nos priva de acceder a muchos trabajos, si nos esforzamos por lograrlo.

Muchas Gracias.